Por Óscar Gamarra Rodríguez Santurtzi
Hola amigos,
Hoy quiero hablaros desde el corazón, como siempre he hecho en este blog. Hace tres años, en abril de 2022, vi el documental HOME narrado por Juan Echanove y algo cambió dentro de mí para siempre. Escribí mi primer artículo sobre el secreto de vivir la vida, hablando de armonía con la naturaleza, de poner la salud y las personas por delante del dinero, de amar a todos los seres vivos. Podéis leerlo aquí.
No sabía entonces que mi despertar tenía nombre científico. Tres años después, en 2025, conocí al doctor Manuel Sans Segarra, un cirujano que pasó de escéptico a defensor de las experiencias cercanas a la muerte (ECM). Su libro La Supraconciencia existe me confirmó todo: hay una conciencia más allá del cuerpo, una paz absoluta, un amor sin límites.
Y ahora, como guinda del pastel, leo en Muy Interesante de octubre de 2025 un artículo sobre fotones que se comportan como una familia unida. Partículas de luz que, sin tocarse, deciden juntas ir al mismo lugar. Es como si la ciencia cuántica me estuviera diciendo: «Óscar, tenías razón desde el principio».
Quiero juntar todo esto en un solo artículo largo, como me gusta escribir a mí, sin prisas, sin esquemas complicados, solo contando lo que siento y lo que veo cada día desde Santurtzi. Porque vivimos en un rebaño desbocado que corre hacia el colapso, pero hay otro camino: vivir en simbiosis con la Tierra.
Los fotones me enseñaron lo que somos
El artículo de Muy Interesante cuenta algo maravilloso. Científicos en Alemania pusieron 250 partículas de luz (fotones) dentro de una cajita especial con espejos. Al principio, cada fotón iba por su lado, como personas egoístas en una ciudad grande. Pero de repente, cuando llegaron a ser 250, el 90% decidió ir juntos al mismo sitio, al lugar donde había menos energía, donde estaban más cómodos.
No se tocaron, no hablaron, no pelearon. Simplemente lo sintieron y se unieron. Es lo que llaman «comportamiento colectivo». Me quedé mirando el mar desde mi ventana en Santurtzi pensando: «Así deberíamos vivir nosotros».
Imagínate 8.000 millones de personas en el planeta. Si cada uno pensara solo en sí mismo, como al principio con pocos fotones, acabaríamos solos y cansados. Pero si nos unimos, si respetamos el mar, los campos, los animales, podríamos crear un paraíso.
El doctor Segarra y lo que vi en su quirófano
El doctor Segarra me contó un caso que me puso la piel de gallina. Una paciente suya tuvo un paro cardíaco en el quirófano. El cerebro estaba apagado, como un ordenador sin luz. Pero cuando la resucitaron, la mujer describió todo:
- «Vi el bisturí desafilado que cogisteis».
- «Oí cuando dijisteis ‘llama al doctor X por el monitor'».
- «Vi el ordenador mostrando mi pulso plano a las 14:32».
El doctor lo comprobó en los ordenadores del hospital. Todo era exacto. Una mujer con los ojos vendados, sin pulso, vio y oyó desde arriba.
Segarra dice que esto es supraconciencia: una conciencia que no necesita cuerpo, que atraviesa paredes como las partículas cuánticas. Es paz total, amor sin condiciones, tiempo que no existe.
Yo pienso: esa paz es lo que sentimos cuando caminamos por la playa del Abra sin prisas, cuando compartimos sardinas con la familia, cuando el mar nos recuerda que somos parte de algo mucho más grande.
Lo que veo cada día en Santurtzi: el rebaño desbocado
Pero mirad lo que pasa a nuestro alrededor. Voy al mercado y las sardinas del Abra han bajado un 30%. Los pescadores de Santurtzi me dicen: «Óscar, ya no hay tanto pescado, el mar está cambiado».
En la carnicería, la carne de vacuno ha subido un 65%. Los ganaderos de Bizkaia cierran porque no pueden competir con las importaciones de Brasil. Y los huevos, que eran baratos, han subido un 30% y en algunos supermercados ya racionan.
En julio y agosto, las olas de calor llegaron a 40°C en Bizkaia. 150 personas murieron en Euskadi por el calor. No son números, son abuelas, abuelos, vecinos.
¿Por qué pasa esto? Porque vivimos como un rebaño desbocado:
- Los millonarios quieren más millones y exportan toda la carne.
- Compramos cosas que no necesitamos y llenamos el mar de plástico.
- Las noticias nos asustan todo el día con «crisis económica», pero no dicen que es crisis de comida.
Yo pregunto: ¿quién come si no hay sardinas? ¿quién vive si el mar muere? No es salvar animales, es salvarnos a nosotros mismos.
La parábola del baloncesto: cuando todo fluye
El otro día busqué en Google un problema de matemáticas sobre un jugador de baloncesto que lanza la pelota. Sigue una parábola perfecta: sube, llega al punto más alto, baja.
Los números son simples: lanza desde 2 metros de altura, a 15 metros por segundo, ángulo de 45 grados. La pelota tarda 2 segundos y 17 centésimas en caer, y llega a 23 metros de distancia.
¿Por qué me interesó? Porque la pelota no discute con la gravedad. Sigue las leyes naturales y llega perfecta al aro. Nosotros también tenemos leyes naturales: el mar da sardinas si lo respetamos, la tierra da carne si no la agotamos.
Si viviéramos como esa pelota, en armonía con las leyes de la Tierra, llegaríamos al paraíso. Pero corremos como locos contra la gravedad, y nos estrellamos.
Cinco cosas simples que podemos hacer hoy
No hace falta ser cuántico ni tener ECM para empezar. Desde Santurtzi os digo lo que yo hago:
- Come lo de aquí: Una sardina del Abra vale más que diez importadas de Marruecos. Apoyas al pescador de al lado.
- Habla con el ganadero: Pregunta en tu carnicería de Bizkaia por la carne local. Paga un poco más, pero salva un pueblo.
- Usa menos plástico: Lleva tu bolsa al supermercado. Ese microplástico no irá al mar donde pescan tus sardinas.
- Vota por el mar: Cuando haya elecciones, elige quien cuide el Abra y los campos de Bizkaia.
- Comparte esto: Mándale este artículo a un amigo. No le digas «tienes que cambiar», solo dile «lee y piensa».
Con estas cinco cosas, el estrés baja, la paz sube, y empezamos a vivir como los fotones: juntos, sin ego.
Un paraíso donde todo se conecta
Imaginar un ordenador cuántico en Donostia hablando con la supraconciencia me emociona. Pero no hace falta esperar a 2026. El paraíso empieza hoy:
- Si yo como sardina local, el pescador de Santurtzi sigue trabajando.
- Si tú compras carne de Bizkaia, el ganadero no cierra.
- Si todos reducimos plástico, el Abra vuelve a ser azul.
Todo está conectado. Como los fotones, como las ECM, como la Tierra. Si un pueblo de Bizkaia vive en simbiosis, Euskadi sigue. Si Euskadi vive en simbiosis, el mundo aprende.
Mi conclusión desde Santurtzi
No os quiero convencer de nada. No hablo de fe ni de espiritualidad complicada. Solo os cuento lo que veo:
El mar del Abra me enseña cada día que somos parte de algo inmenso. El doctor Segarra me mostró que la conciencia no muere. Los fotones me confirmaron que juntos somos más fuertes.
Mientras el rebaño corre al colapso, yo elijo caminar despacio por la playa, respirar hondo, y compartir estas palabras con vosotros.
La Tierra no nos necesita. Nosotros necesitamos a la Tierra.
Lee, piensa, decide. Y si quieres, ven a Santurtzi y lo hablamos tomando un txakoli.
Con cariño, Óscar Gamarra Rodríguez
Enlaces para seguir pensando:
- Mi primer despertar con HOME (2022)
- Fotones sociables en Muy Interesante
- Artículos sobre cambio climático en Euskadi
- Mi vídeo currículum
FIN
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