Ingredientes:
- 500 g – 1 kg de percebes frescos (cuanto más grandes, mejor sabor)
- Agua abundante
- Sal gorda (aprox. 60-70 g por litro de agua, como agua de mar)
- Opcional: 1 hoja de laurel o un chorrito de vino blanco para aromatizar
Preparación (15-20 minutos):
- Limpia los percebes: Ponlos en un bol con agua fría y remueve con la mano para quitar arena y restos. Escúrrelos. No los cepilles ni quites el pedúnculo, se limpia al comer.
- En una olla grande, pon abundante agua fría y añade la sal (prueba el agua: debe saber salada como el mar). Si quieres, agrega laurel.
- Lleva el agua a ebullición fuerte.
- Cuando hierva a borbotones, mete los percebes de golpe. Cuenta 2-3 minutos desde que vuelva a hervir (2 min para percebes pequeños, 3 min para grandes). No más tiempo o se ponen duros.
- Escurre inmediatamente y enfríalos rápido pasándolos por agua muy fría o con hielo (para que queden jugosos y se separen bien).
- Sirve tibios o a temperatura ambiente en una fuente. Come con las manos: agarra el pedúnculo, tira del caparazón y chupa la carne tierna. ¡Ojo con la salpicadura!
Consejos para que queden perfectos:
- Compra percebes frescos y vivos (que se muevan un poco y huelan a mar, no a amoniaco).
- No los sobrecocines: el secreto está en dejarlos jugosos.
- Acompáñalos solo con pan crujiente. No necesitan limón ni salsa, su sabor es puro.
Variante aún más rica (si quieres algo diferente): Percebes a la plancha
- Lava los percebes.
- Calienta una plancha o sartén muy fuerte con un hilo de aceite.
- Coloca los percebes y cocina 2-3 minutos hasta que se abran y suelten jugo.
- Sirve con un toque de limón o un chorrito de aceite crudo.
Fin de receta.
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