El pescado blanco (o magro) se distingue por su bajo contenido en grasa (generalmente menos del 2-3%), lo que lo hace menos calórico que el azul, pero igual de nutritivo en proteínas y otros nutrientes esenciales.
Principales beneficios respaldados por evidencia científica
- Alto en proteínas de calidad → Proporciona proteínas completas de alto valor biológico, fáciles de digerir, ideales para mantener la masa muscular, recuperación y saciedad. Perfecto para dietas de control de peso o deportivas.
- Bajo en calorías y grasas → Con unas 80-100 kcal por 100 g, ayuda en la pérdida o mantenimiento de peso, y es recomendable en dietas bajas en grasas saturadas para reducir el riesgo cardiovascular.
- Rico en minerales y vitaminas → Aporta yodo (para la tiroides), fósforo (salud ósea), selenio (antioxidante que protege contra enfermedades crónicas), potasio, magnesio y vitaminas del grupo B (B6, B12, niacina) que apoyan el sistema inmunológico, nervioso y energético.
- Fácil digestión → Su bajo contenido graso lo hace ligero, beneficioso para personas con problemas digestivos (gastritis, intestino irritable) o niños y ancianos.
- Beneficios cardiovasculares y generales → Aunque tiene menos omega-3 que el azul, contribuye a una dieta saludable que reduce inflamación y riesgo de enfermedades del corazón, al ser una alternativa magra a carnes rojas.

Ejemplos comunes de pescado blanco
Merluza, bacalao, lenguado, rape (pez rana), gallo, abadejo, pescadilla, fletán y platija.

Recomendaciones de consumo
Se recomienda comer pescado 3-4 veces por semana, alternando blanco y azul para un equilibrio nutricional. Raciones de 125-150 g. Prepáralo al horno, vapor, plancha o papillote para mantener sus propiedades. Es bajo en mercurio (elige variedades pequeñas o medianas).
Precauciones: Ideal para casi todos, pero combina con azul para maximizar omega-3.
¡El pescado blanco es una opción ligera, versátil y saludable para incluir en tu dieta diaria!
Fin gracias por su vista
1 comentario